Disciplina u obsesión visto desde el yoga

En los últimos meses me he visto envuelta en un debate muy rico y jugoso, más que envuelta, me he visto completamente sumergida en él.  ¿Lo mío es disciplina o es obsesión?

Al ir introduciéndome en el mundo del yoga, e ir profundizando en él, se ha convertido en mi forma de vida. En los últimos tiempos también cuidarme, entrenar, comer sano y poner atención en mi aspecto se han vuelto parte de mí. Veo el yoga en cada uno de estos ámbitos. Y me siento muy bien con ello.

De repente un día me acusaron de estar obsesionada, a lo que yo reaccioné rápidamente negándolo, claro, y diciendo que lo mío era disciplina. Y desde entonces he estado reflexionando, investigando y hablando con personas dentro y fuera del mundo del yoga.

Obviamente todas la personas comenzaron su explicación valorando mi práctica, mis pinos y mis fotos en las redes sociales, pero yo me refiero a algo mucho más amplio que eso.

• ¿Cual es la línea que separa la obsesión de la disciplina?
• ¿Por qué quitarse pieles de las uñas, o mantenerlo todo organizado se consideran obsesión y la práctica de asanas diarias se considera disciplina?

Y aquí obtuve varias respuestas muy bellas y cautivadoras sobre dedicarnos tiempo a nosotros mismos, y quitárselo a los demás, o si lo hacemos como medio para alcanzar la belleza o como forma para expresarla. También se comentaron los sentimientos de culpa, o incluso como utilizar el ataque llamando a alguien obsesivo porque hace lo que nosotros no nos creemos capaces de hacer. Esto último me lo dijo una persona que hace crossfit y es muy, muy fuerte.

Pero la línea es otra, la disciplina es una palabra que viene del latín discípulus, el que es discípulo de alguien, el que sigue sus enseñanzas, o sus normas con el objetivo de alcanzar una meta. Si las normas son más o menos duras, o estrictas, nada tiene que ver con la obsesión, tampoco si somos más o menos capaces de llevarlas cabo, o de cumplirlas. Si quiero , por ejemplo, conseguir el pino, debo practicar cada día, ¿le llamamos obsesivo a un niño de apenas un año que no para de intentar levantarse para ponerse sobre los dos pies y echar a andar?

Obsesión es la palabra que se refiere a la idea, palabra o imagen que se impone en la mente de forma repetitiva. La mente no se puede liberar de un foco aunque quiera, y cuando no puede realizar el acto en sí, no puede dejar de pensar en ello. Le dificulta el disfrute del resto de su tiempo, del resto de su vida. Podríamos decir que no le deja vivir en el aquí y el ahora, impidiéndole ser feliz.

Así que quizás algunas cosas nos parezcan obsesiones, aunque no lo sean, sobre todo, si es otra persona las que las tienen. Como siempre, nos resulta más fácil ver las cosas con cierta distancia.

El yoga nos enseña justo el equilibrio entre la práctica regular y el saber soltar, nos enseña a la liberar la mente enganchada a un objeto que nos impide el disfrute del momento presente, ya sea esta una práctica de posturas, una forma de ordenar los cubiertos o de llevar el pelo.

Por ello, concluyo que nadie mejor que uno mismo debe conocer donde están sus límites, con qué pasión nos adentramos en una disciplina y evitar que acabe convirtiéndose en obsesión. A mí el yoga en esto me ha ayudado enormemente.

Aunque muestro como hago el pino casi a diario, disfruto del resto de mi vida y no me siento mal cuando no puedo practicarlo. Por eso para mí es una disciplina. Por eso me siento feliz con lo que hago.

Si te apetece compartir conmigo tu opinión sobre este tema, estaré encantada de seguir aprendiendo.