Formación intensiva profesores de yoga

Formación intensiva profesores de yoga

La primera formación intensiva Shimayá Yoga acaba de llegar a su fin. Sentada en el tren de vuelta a casa me dispongo a escribir sobre estos días, ahora que los recuerdos aún están a flor de piel.

Raul y yo empezamos a crear este proyecto hace mucho tiempo, formándonos con la idea de compartir el yoga desde nuestras experiencias y el amor que le profesamos a esta milenaria disciplina.

Y con ese espíritu empiezan las formaciones. Durante 24 días nos levantamos antes que el sol para meditar y seguir con la práctica en la esterilla durante 2 horas. Con el cuerpo y la mente preparados para la jornada compartimos desayunos llenos de energía proveniente de la tierra y de las manos de nuestra  bonita cocinera.

Las siguientes horas se llenan de anatomía, de filosofía, de alineamiento, pedagogía, variantes, ajustes, limpiezas, dioses, y cuentos. Sin dejar de lado las risas y las ganas de compartir experiencias y anécdotas.

Formación intensiva profesores de yoga

Tras la comida, un ratito de descanso y vuelta a las clases. Aunque suene a mucho, 200h pasan volando para todo lo que hay que enseñar, y todo lo que hay que aprender.

Y tras llenar las horas más difíciles del día, las de después de comer, pasamos a la práctica. El momento donde todos los alumnos hacen de profesores durante un rato, dirigiendo a sus compañeros en pequeños grupos. Al ponerse diariamente en la esterilla de delante, sin darse cuenta, al final de la formación todos están preparados para dirigir una clase completa. Lo van integrando sin la presión de hacerlo por primera vez el día del examen.

Formación intensiva profesores de yoga

Y antes de retirarnos para el descanso, vuelta al cojín de meditación, mala, mantras o paseo antes del que el sol caiga por el horizonte.

Comenzamos la primera semana con la serie clásica de Sivananda. Es la que van memorizando, es sencilla y es un buen soporte para entender el porqué de muchas cosas. A partir de esta secuencia cada uno va construyendo su manera, su propio estilo, con música, sin música, con los pranayamas al principio o al final, con muchas vinyasas o más estático, con elementos o sin ellos, más power o más yin…pero siempre con criterio.

Hagan lo que hagan, desde el máximo respeto al que será su alumno, que siempre esté ligado a lo que sienten como profesores, porque si algo he aprendido a lo largo de los años guiando clases de yoga, es que si lo haces desde el alma siempre ilumina de alguna manera al corazón que se encuentra enfrente. Y en realidad de eso trata el yoga, de dar luz, de guiar.

Así  son las formaciones Shimayá Yoga, respetuosas y amorosas. Acompañando de la mano al futuro profesor, para que avance en su camino con paso firme y seguro. Sin imposiciones ni doctrinas, dejando que el amor a la práctica siga extendiéndose por occidente con la mayor calidad posible.

Desde esta formación queremos que salgan profesores con muy buena base y con la gran inquietud de reconocer que el camino solo acaba de empezar y que siempre seguiremos siendo aprendices de mente abierta y corazón de guerrero.

La formación intensiva también remueve interiores. Son muchos días de compartir, de salir del área confortable y de mirar hacia adentro.

El día de la ceremonia a todo el mundo se le inundan los ojos y se le pone la sonrisa en el rostro. No solo han alcanzado una meta, también se llevan amigos y experiencias que se quedarán en los recuerdos para siempre.

Formación intensiva profesores de yoga

Si estás leyendo estas líneas, probablemente estás pensando en formarte. Llámame, no lo dudes, pregúntame  todo lo que quieras, resuelve las dudas, las grandes y las pequeñas y dale a los videos donde antiguos alumnos hablan de su experiencia en esta formación.

Te esperamos para desenrollar la esterilla y comenzar el viaje. Namasté.

Encuentra tu estilo. Diseña tu práctica.
Raul Trella

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